A libro abierto

Cerca de los lectores que requieren de los libros a los que de otra forma les sería mucho más dificultoso acceder se encuentran las bibliotecas comunitarias, que no cesan en su tarea cotidiana de fomentar la lectura y la relación con los textos como fuentes de información. A libro abierto funciona en el CAF 6 de la Villa 31 en Retiro y Libro de arena cuenta a través de Belén Leuzzi cuál es la historia de su fundación y los lazos potentes que lo unen a la comunidad.



Por Belén Leuzzi


La biblioteca “A libro abierto” queda dentro del CAF 6 de Villa 31, Retiro. Los Centro de Atención Familiar permiten llevar a cabo distintas iniciativas para mejorar la calidad de vida de las familias del barrio. Es por ello que, a partir de la necesidad de una comunidad lectora, se pensó en la creación de una biblioteca para el barrio.
El jardín de infantes llamado “Bichito de luz” fue lo primero que empezó a funcionar. Su apertura tuvo que ver con rescatar un Bichito de luz que funcionaba en la terminal de ómnibus y que fue tirado abajo por la dictadura con topadoras, como muchas de las viviendas de la Villa 31. Estos orígenes guardan en sí una historia de lucha muy importante y comprometida a tal punto que, la directora de ese momento y demás personal se quedaron dentro de la instalación hasta último momento que empezaron a demoler con las máquinas el lugar. Este suceso marcó fuertemente a la comunidad y, su reapertura significaba la reivindicación de lo que una vez les fue quitado, pero evidentemente no del todo porque siempre estuvo presente esa luz.
Hacia fines de los '80 se había formado en el barrio un grupo de madres que aprovechó a rescatar la estructura administrativa de aquel Bichito de luz y lograron refundarlo a inicios de los '90. Al principio, comenzaron a trabajar con chicos de jardín de infante y primaria abocados al apoyo escolar. Pero a fines del año 1991, se incorporaron talleristas de Educación con la idea de que además del apoyo escolar, se estimulara a los chicos a que estuvieran mejor en la escuela, que aprendieran pero desde una línea pedagógica de Emilia Ferreiro y Paulo Freire, a partir del trabajo grupal y del juego.
En el jardín trabajaba en capacitación una becaria de la Universidad que trabajaba con la Fundación Kelloggs, que le ofrece a la institución una beca para armar un proyecto de biblioteca que sirvió en su momento para acondicionar un espacio físico, comprar material bibliográfico y pagar a personal. Desde la coordinación se convocó para trabajar en personal a referentes de la comunidad con secundaria completa a las que se las capacitó, y también a gente de afuera, como una trabajadora social y una bibliotecaria.
Desde los talleres se difundió la biblioteca, que era la única en todo el barrio hasta el momento. Taller y biblioteca también se fundieron y mezclaron en las actividades interdisciplinarias ya que ambos están muy vinculados a la promoción de la lectura, la narración y la tradición oral. La biblioteca siempre estuvo ligada a esa mirada inicial de los procesos educativos. En los diversos talleres se les entregan libros a los chicos de primaria y jardín para que se lleven a sus casas, y, estos últimos tienen un día por semana que van a un espacio diferente y se preparan actividades que son de biblioteca. También cuenta con el apoyo del Programa Bibliotecas para armar que realiza diferentes actividades programadas.

Así se conformó el equipo de “A libro abierto” en sus inicios, pero seguiría creciendo y continúa haciéndolo hoy en día con el mismo entusiasmo de siempre.

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