Voces bajas

Silenciosa relación guarda el erotismo con la literatura, relación misteriosa e inquietante que se hace viva cuando un lector lee en voz alta un texto y le agrega la carga de una pasión fundamental del ser humano. En La felicidad, el erotismo y la literatura " Georges Bataille dice del erotismo que "es la aprobación de la vida hasta en la muerte". Libro de arena publica a continuación un fragmento de Las voces bajas de Manuel Rivas, en donde la ficción literaria encuentra su voz en boca de una mujer.


"Él era de poco hablar, nada retórico, aunque desprendía súbitas pavesas, como cuando recordaba alguna parranda excepcional: "¡Bebimos como cosacos!". Tal y como lo decía, me gustaba sentirme hijo de cosaco. La propia pronunciación del exotismo cosaco , abriendo mucho los ojos con asombro, expresaba el carácter histórico de la deriva. También decía: "¡Eso vale un potosí"" ¿Qué es lo que era un potosí? Un potosí era un potosí. Una misteriosa medida de riqueza que yo manejaba gracias a mi padre. Y cuando Potosí apareció en un mapa de la Enciclopedia Escolar nombrando las minas de plata de Bolivia, ya era un topónimo del patrimonio familiar. Me resultaba también muy curioso el dicho con el que definía la máxima ignorancia: "Es tan bruto que no sabe ni el nombre de los árboles". En laOdisea, Ulises sólo convence al ciego e incrédulo Laertes de que en verdad es su hijo cuando es capaz de recordar los árboles que el padre le había nombrado en la infancia en la huerta de Ítaca. Al evocar este fragmento, en el instituto, la voz de la profesora se quebraba y podías ver la huerta en sus ojos oceánicos. De Luz Pozo sabíamos también que era poeta y pianista. Una mujer madura de la que estaba enamorado todo el instituto, desde el alumno más joven hasta el viejo militar profesor de Gimnasia, pasando por el bedel, la profesora de francés y todos los curas profesores de Religión. Quien no lo estaba, era por la desgracia de no conocerla. Se hablaba de poetas que atravesaban Galicia en moto y en diagonal, los fines de semana, cientos de kilómetros, sólo para verla. Y se confirmó que la leyenda era cierta cuando años después, marchó en moto con el poeta Eduardo Moreiras. Pero ahora estamos con ella en el instituto. Entra con Luz una estela erótica en el aula, que tiene como sello especial, el producir más calma que excitación. Eros, bien guiado, se posaba en la materia de estudio, incluso en la operación de descerrajar el Polifemo de Góngora. Pero una cosa es hablar de literatura y otra muy diferente oír la boca de la literatura. Y ésto fue lo que oí con toda nitidez, cuando Luz Pozo relataba lo que estaba sucediendo justo en ese momento, en la huerta de Ítaca, cuando la memoria se fundía con el manuscrito de la tierra, Ulises enumerando las higueras, manzanos, perales y vides. Y había un segundo texto, un murmullo, que yo, y sólo yo, escuchaba en la boca del padre cuando él quería remarcar la ignorancia extrema: el no saber, el no querer saber, el nombre de los árboles que te rodean."



Manuel Rivas

Fragmento de: Las voces bajas,

Madrid, Alfaguara, 2012

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