Ciclo homenaje a Rodolfo Walsh

En el marco del ciclo de homenaje a Rodolfo Walsh, a cuarenta años de la Carta abierta de un escritor a la Junta Militar, invitamos a Diana Tarazona, una querida amiga, concurrente a los diferentes ciclos desde hace años, a que nos contara sus impresiones de esa noche. La mirada de Diana, licenciada en Letras y editora, nos interesó especialmente, además, por su condición de venezolana: conocía la obra de Walsh desde sus estudios en Venezuela, pero por supuesto a ella le ha resultado un impacto fuerte conocer, e intentar entender, fenómenos tan argentinos como el peronismo, el golpe del 55, la resistencia, el regreso de Perón y la dictadura que comenzó en el 76. Estas son sus impresiones del encuentro y Proyección de “Operación masacre”, debate y entrevista al sonidista Abelardo Kuschnir, relatadas con gracia y precisión.



Por Diana Tarazona.


 A 40 años de la desaparición del escritor Rodolfo Walsh el ciclo de cine y literatura de Bibliotecas para Armar ha dedicado una jornada especial para recordar y enaltecer a este escritor. En el encuentro dedicado a la proyección de la película Operación Masacre (1973) contamos con la participación especial de Abelardo Kuschnir, sonidista del film, quien nos contó anécdotas acerca de la filmación clandestina del largometraje.
Como todos los martes los participantes habituales y los nuevos concurrentes asistimos a la cita, con la expectativa de ver y comentar el film, pues en el encuentro anterior ya habíamos charlado sobre la vida de Walsh y su Carta abierta de un escritor a la Junta Militar (1977), con lo cual ya teníamos un contexto claro de la importancia de las obras y documentos del escritor.
Se expuso la película y al finalizar, mientras se encendían las luces, la sala se sumergió en un silencio conmovedor que entremezclaba recuerdos y análisis de lo visto, con referencias históricas y actuales, y por supuesto con el libro de Walsh, que teniendo su lectura fresca no resultó difícil imaginar la repercusión pública y política que tuvo primero su publicación en 1957 y luego con la película; pues ambas obras representan un documento histórico sobre los "fusilamientos de José León Suárez", sucedidos  en 1956 durante la dictadura cí­vico-militar autodenominada Revolución Libertadora, en la cual un grupo de hombres, supuestos revolucionarios peronistas, resultaron apresados y condenados a fusilamiento, cinco murieron, mientras que otros siete lograron sobrevivir.
Dicha atmósfera se difuminó con las palabras de Abelardo Kuschnir, quien nos comenzó a relatar que cuando lo contrataron para hacer la película no imaginaba la transcendencia que la misma tendría, o la importancia para su carrera. Comentó que fue su primer largometraje trabajado por entero, que casi por un azar del destino integró el equipo, pues en el ambiente había pocos sonidistas, y que la filmación en clandestinidad fue un reto para todos los colaboradores.
Entre algunas de las anécdotas relacionadas a la filmación recordó que los camiones usados en la película para llevar a los condenados al basural de Suárez en realidad eran camiones azules repartidores de bidones, que todas las noches se tenían que pintar con tempera verde para grabar y a la mañana lavar para entregar a su dueño; que el basural que recrea la escena del fusilamiento era el patio de una casa, que fue llenado de basura y desperdicios para la escena; al igual que los calabozos de tortura, eran cuartos de depósitos de la casa, donde habitualmente se hacían festines de comida para agraciar a los actores que trabajaban ad honorem, entre los que se incluía a Norma Aleandro, Walter Vidarte, Carlos Carella, Ana María Picchio, Víctor Laplace y Julio Troxler, sobreviviente y actor de sí mismo, además de llevar la narración en off de toda la historia; o que en alguna ocasión la policía detuvo a varios del grupo de filmación que llevaban armas de utilería para el rodaje y que gracias a algún chantaje y una invitación a la comilona lograron zafar.
A Julio Troxler lo recuerda como “un tipo macanudo”, muy amigable que estaba interesado en contar la historia; con Walsh tuvo pocos encuentros pero también lo rememora como un hombre amable, muy comprometido e interesante, que hasta donde sabe estuvo conforme con el resultado del film. Con Jorge Cedrón mantuvo una amistad que vinculaba lo profesional con lo afectivo, todos estos y otros miembros del equipo tuvieron un final trágico, con lo cual Kuschnir también rememoró el contexto político de aquel momento con un sabor amargo, donde la militancia era pagada con desaparición y muerte, y aunque mientras se hacía la película disfrutaban del trabajo, también sabían que se exponían a un ataque, sin embargo no importaba, en ese momento interesaba más narrar y denunciar estos hechos.
Hoy reconoce que Operación Masacre fue un hito en el cine militante, la primera película de ficción filmada en la clandestinidad, que en su guión no sólo se limitó a narrar lo relatado por Walsh, sino que también hizo una lectura de la actualidad del ´72 y ´73, donde el discurso final Julio Troxler, acompañado con  las imágenes del Cordobazo, el secuestro y asesinato de Aramburu, las manifestaciones de Montoneros, etc. hacía un llamado a seguir la lucha popular, o al menos a no olvidarla.  Compromiso que en otras películas en las que ha trabajado también ha compartido como Los hijos de Fierro (1975) o La historia oficial (1984), entre otras.
En estas anécdotas y palabras de Kuschnir pudimos apreciar un gran compromiso por su oficio, pues mientras disfrutábamos y debatíamos con sus historias también nos relataba su trabajo como sonidista en la filmación, cómo se realizó con sonido de referencia, cómo se hizo el doblaje de los actores, donde acoto el profesionalismo de Norma Aleandro, o la importancia de los sonidos en las escenas cruciales del fusilamiento: los disparos, los ladridos de perros, los grillos, el sonido del tren de Suárez, etc. Al igual que otros detalles de producción como la iluminación, donde también la escena del fusilamiento se trabajó en detalle, con la luz tenue y tenebrosa de la circunstancia, emulando un poco al cuadro Fusilamientos del 3 de mayo de Goya; entre otros aspectos.
Para terminar de deleitarnos con tan grata visita en el ciclo, Kuschnir nos contó que siguiendo una máxima de su maestro Fernando “Pino” Solanas, desde muy joven, cuando empezó a trabajar como sonidista, fue recopilando audios con lo cual en la actualidad cuenta en su biblioteca con un registro histórico que recopila parte de la historia contemporánea de la Argentina de las últimas décadas. Legado que resguarda como una herencia sonora y que pone a disposición para los interesados que necesiten o quieran transitar por dichos archivos.
Con esta charla Abelardo Kuschnir y Bibliotecas para Armar nos brindaron una gran oportunidad de analizar el film de Operación Masacre con la mirada de primera mano de uno de sus realizadores, con lo cual la experiencia sobre el libro y vida de Walsh se nos hizo mucho más cercana y tangible, así como toda su repercusión social y política.

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